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martes, 13 de mayo de 2008

****Los Caminos de La Soledad (Una mirada a los extraordinarios de Raskolnikof)

Alumna: María Miranda Medina.

Curso: Literatura europea II, profesor: Goyo Torres Santillana, cuarto año de Literatura. UNIVERSIDAD NACIONAL DE SAN AGUSTÍN-AREQUIPA, PERÚ.

Año: 2008



El Camino verdaderamente Camino no es un camino constante.
Los términos verdaderamente términos no son términos constantes.
(…)
Efectivamente, el Ser y el No-ser se engendran mutuamente; largo y corto se forman mutuamente; alto y bajo se completan mutuamente; sonido y palabra se armonizan mutuamente; delante y detrás se siguen mutuamente.

Lao- Tzu



En “Crimen y Castigo”, Raskolnikof explica una de sus teorías publicadas en un diario local, a partir de un interrogatorio hecho por Petrovitch: La teoría de los Ordinarios y los Extraordinarios.


Raskolnifov:
“los hombres pueden dividirse, en general y de acuerdo con el orden de la misma naturaleza, en dos categorías: una inferior, la de los individuos ordinarios, es decir, el rebaño cuya única misión es reproducir seres semejantes a ellos, y otra superior, la de los verdaderos hombres, que se complacen en dejar oír en su medio ‘palabras nuevas’.”[1]


Es a partir de su teoría que abordaremos dos obras, una latinoamericana y otra europea: “El túnel” y “El extranjero”, para aplicar la tesis de Raskolnifov a dos personajes de ficción, Mersault y Castel, que han trascendido el tiempo en sus diversas realidades.

Dentro de la teoría del personaje de Dotstoiewsky, se valida el crimen, para los seres extraordinarios siempre y cuando éste aporte a las ideas del que lo comete, no desde una perspectiva legal, sino moral….


Raskolnifov:
Lo que yo insinué fue tan sólo que el hombre extraordinario tiene el derecho..., no el derecho legal, naturalmente, sino el derecho moral..., de permitir a su conciencia franquear ciertos obstáculos en el caso de que así lo exija la realización de sus ideas, tal vez beneficiosas para toda la humanidad.


Como sabemos tanto en “El túnel” de Ernesto Sabato (1948), como en “L’Étranger” de Albert Camus (1942), la trama se desenvuelve a partir de un crimen de sus personajes principales, en el caso de “El túnel” Juan Pablo Castel mata a María Iribarne; mientras que en el extranjero Mersault asesina a un árabe. A raíz de esos acontecimientos, uno es condenado a prisión, mientras que el otro es sentenciado a muerte.

Ambos son personajes incomprendidos por su medio, sus actitudes no solamente son juzgadas, sino que escapan al entendimiento común, existe un miedo del resto ante estos dos hombres, porque desafían ciertas verdades “absolutas” y muestran una verdad que aterra a la masa y la hace protegerse de estos individuos “potencialmente peligrosos”.


Raskolnikov:
La masa no les reconoce nunca ese derecho y los decapita o los ahorca, dicho en términos generales, con lo que cumple del modo más radical su papel conservador, en el que se mantiene hasta el día en que generaciones futuras de esta misma masa erigen estatuas a los ajusticiados y crean un culto en torno de ellos..., dicho en términos generales.[2]


Elias Canetti en “Masa y Poder”, nos habla del temor del hombre a ser tocado. Estos hombres, realmente, nos tocan; nos cuestionan, nos asustan.


Canetti:
Nada teme el hombre más que ser tocado por lo desconocido. Deseamos ver qué intenta apresarnos; queremos identificarlo o, al menos, poder clasificarlo. En todas partes, el hombre elude el contacto con lo extraño. De noche o en la oscuridad, el terror ante un contacto inesperado puede llegar a convertirse en pánico. Ni siquiera la ropa ofrece suficiente seguridad: tan fácil es desgarrarla, tan fácil penetrar hasta la carne desnuda, tersa e indefensa del agredido.[3]

Tanto Castel como Mersault, representan lo desconocido, no porque encarnan una mirada exterior de la realidad, sino más bien porque son la metáfora de una de nuestras condiciones más intrínsecas: la soledad.

En su ensayo “La dialéctica de la Soledad”, Paz ilumina nuestra condición a partir de una visión intrínseca del ser humano.


Paz:
La soledad es el fondo último de la condición humana.


En la ficción Mersault y Castel son sentenciados, no por el crimen que cometen, sino por la confirmación de una soledad que los rebasa, de una ‘incompletude’, como la denominará Todorov, y que los obligará a manifestarla.


Todorov:
Nuestra Incomplétude es, pues, no sólo constitutiva sino también incurable. [4]


La soledad traza caminos laberínticos por los cuales los personajes revelan una de las verdades más aterradoras del hombre, por mucho que huyamos; el hombre siempre se encuentra consigo mismo.



¿Podremos resistir?

Paz:
Nacer y morir son experiencias de soledad. Nacemos solos y morimos solos. Nada tan grave como esa primera inmersión en la soledad que es el nacer, si no es esa otra caída en lo desconocido que es el morir. La vivencia de la muerte se transforma pronto en conciencia del morir.


Castel mata a María Iribarne, que es la única que, en una exposición suya, se detiene ante su cuadro ‘Maternidad’, y le presta atención a la ventana casi imperceptible donde una mujer mira al mar. Esta es una revelación para Castel, a partir de ese momento, empieza a necesitarla, y ese descubrimiento lo arrastra a sus instintos más primarios.


Castel:
“Existió una persona que podría entender.
Pero fue precisamente la persona que maté.”
[5]


Su crimen no es el asesinato, es la obsesión.

Siendo él un pintor, cuya intensidad no llega a impactar a las personas, la razón de su arte no termina de concretarse, nadie ve sus cuadros desde su perspectiva, por el contrario, creen alardear de que entienden su arte, pero no son capaces de captar los detalles. Nadie, excepto, María Iribarne.

Castel entiende eso y se asusta. Muchos seres humanos pasan por la vida de otros, y nunca, van a sentir ni remotamente lo que sintió Juan Pablo Castel, cuando conoce a María Iribarne. El encuentro de todos sus des-encuentros, la confirmación de su realidad, la belleza de la creación, la mirada, el reconocimiento.

Todorov:
La condición física de la falta de reconocimiento es la soledad. Si los demás están ausentes no podemos captar su mirada.[6]

María Iribarne es el enigma de la completude para Castel. Y siendo él un ser tan apasionado, le aterra su partida. Así, Juan Pablo, rebasa los límites de un amor normal, el ama con su locura, con su incomprensión, con su intensidad. Su ser artista, lo rige de una moral distinta a la del resto de los mortales, no tiene reparos para cometer crímenes, es más, los cree necesarios.


Castel:
“En lo que a mí se refiere, debo confesar que ahora lamento no haber aprovechado mejor el tiempo de mi libertad, liquidando a seis o siete tipos que conozco”[7]


María Iribarne encierra una contradicción, es parte de la humanidad, pero se diferencia del resto. A Castel le causa repulsión la raza humana, entiende su crueldad y se siente consternado ante ella; lo que reafirma su ser insensible, y su estupefacción ante María Iribarne. Él es profundamente humano y quizás por eso, la constante desesperación que lo acomete, de no encontrar alguien como él y de al encontrarlo no poder alejarse.


Castel:
“Que el mundo es horrible es una verdad que no necesita demostración. Bastaría un hecho para probarlo, en todo caso: en un campo de concentración un ex pianista se quejó de hambre y entonces lo obligaron a comerse una rata, pero viva.”


El túnel es un manifiesto de una soledad y la historia de un amor, es la confirmación de la existencia de ciertos seres cuya mirada se extiende sobre los demás y traspasan los muros de nuestra gélida realidad.


Raskolnikov:
Los hombres de la primera categoría (los ordinarios) son dueños del presente; los de la segunda (los extraordinarios) del porvenir.


En “El extranjero”, también se da la constante de la soledad, pero por un camino distinto. A diferencia de Castel, Mersault no es un apasionado por la vida, sino un ser que acepta sus rutas.

Mersault rompe con la concepción occidental del éxito, no le interesa el triunfo, y hasta podría decirse que lo seduce la derrota. Él vive y no se inmuta por los acontecimientos de su vida, porque los acepta como condición; es un ser alejado del mundo, no lo comprende, ni tampoco le interesa hacerlo. Su desinterés sorprende a las personas que lo rodean, para él los hechos simplemente suceden y él es parte de ellos, es un personaje absurdo, como el mismo Camus apunta, porque entiende que tarde o temprano va a morir, y por eso; la muerte de los demás tampoco lo inmuta.

Mersault:
Aujourd’hui, maman est morte. Ou peut- être hier, je ne sais pas.[8]

Como en el caso de Castel, su crimen no fue matar al árabe de cinco balazos, sino fue no llorar en el entierro de su madre, la indiferencia ante su futuro con María, su poca necesidad de amistades duraderas. Es decir, no “sentir” como los demás, o al menos no ser capaz de expresarlo. Mersault es condenado por su indiferencia ante los hechos, por su falta de inconformismo ante su vida, por no aspirar al éxito. Él rompe la concepción occidental del éxito/fracaso, por el contrario, representa una nueva perspectiva, donde el hombre actúe conforme a las situaciones sin inmutarse.


Raskolnikov:
La primera categoría se compone de hombres conservadores, prudentes, que viven en la obediencia, porque esta obediencia los encanta. Y a mí me parece que están obligados a obedecer, pues éste es su papel en la vida y ellos no ven nada humillante en desempeñarlo. En la segunda categoría, todos faltan a las leyes, o, por lo menos, todos tienden a violarlas por todos sus medios.


Así, la soledad de Mersault, reside justamente en su condición, de extranjero, de no llegar a pertenecer del todo, ni a identificarse. Por eso, la masa se preocupa y busca eliminarlo, porque él se presenta como una individualidad. Una personalidad que rompe con los esquemas simbólicos de la sociedad, que vive alejado del resto, no porque no interactúe con ellos, sino porque no se comunica.

La masa es incapaz de tener alguna concepción que escape a su formación, el extranjero es incapaz de aceptar la realidad que impone la masa.


Canetti:
Todo el que pertenece a una masa lleva en sí un pequeño traidor deseoso de comer, beber, amar y vivir en paz. Mientras realice esas funciones despreocupadamente y sin demasiados aspavientos, se le dejará hacer. Pero no bien se haga notar, comenzará a ser odiado y temido. Se sabrá entonces que ha sucumbido a las tentaciones del enemigo[9].



La soledad de Mersault y la de Castel tiene algo en común que podría encerrarse en el verso de Dylan Thomas: “Estoy sólo en una multitud de amores”. Sin embargo, mientras Castel aborrece la raza humana porque no lo comprende, por su estupidez, por su crueldad; Mersault no le importa, siempre y cuando lo dejen en paz. Pero la masa empieza a notar la indiferencia del extranjero ante ellos, no toma una posición y por eso, se hace aún más peligroso. Lo matan; pero antes, como en toda acción de masa, mandan a un mensajero, un cura, para que lo reconcilie con el resto, puesto que la pérdida de un individuo, es la pérdida de la masa, por eso, aspiran a su arrepentimiento, a la búsqueda de una conversión del individuo, para sembrar en él la avidez de “superación/crecimiento” que impulsa a la masa a continuar, a seguir adelante.

Mersault:
J’allais lui dire de partir, de me laissez, quand il s’est écrié tout d’un coup avec une sorte d’éclat, en se retournant vers moi : «Non, je ne peux pas vous croire! Je suis sur qu’il vous est arrivé de souhaiter une autre vie. » Je lui ai répondu que naturellement, mais cela n’avait pas plus d’importance que de souhaiter d’être riche, de nager très vite ou de avoir une bouche mieux faite.[10]

« El extranjero » es la imagen de la soledad como desencuentro. Mersault es un hombre cuyo lugar no existe, no está hecho para encajar en una sociedad como la que le toca habitar, él, en cambio, permanece ajeno a las realidad exteriores, entiende la vida como un flujo que se dirige a la muerte y se deja llevar por ella; su soledad, es la confirmación de lo perdido, la vida.


Raskolnikov:
Son muy pocos, poquísimos, los hombres capaces de encontrar una idea nueva e incluso de decir algo nuevo.


Castel y Mersault son mentes libres que se desenvuelven en su pasionalidad como en su apatía. Constituyendo, así, una contradicción que sin embargo se complementa. La intensidad de Juan Pablo y la indiferencia del extranjero, son formas de canalizar su soledad, de validar su existencia ante el mundo; porque ambos, comprenden realidades que el resto del mundo no acaba de entender. Tienen la conciencia de ciertas certidumbres que los acometen, y viven conforme a ellas.

Ellos nunca podrán ser parte del rebaño, porque ven los colores en una realidad blanco/negro para el resto. Se diferencian en toda su constitución: ambos son extranjeros en sus propios túneles, desde donde observan la ficción.

Como en la concepción oriental de Lao- Tzu, el Ser y el No-ser se engendran mutuamente; largo y corto se forman mutuamente; alto y bajo se completan mutuamente; sonido y palabra se armonizan mutuamente; delante y detrás se siguen mutuamente, los ordinarios y los extraodinarios, se validan mutuamente. Raskolnikov cree en el equilibrio y entiende que ese equilibrio no se puede mantener sin órdenes morales, y reglas de conducta, pero también sabe que esas exigencias no acometen a todos, porque hay seres destinados a la eternidad, y la eternidad no se rige de parámetros sino más bien, de descubrimientos, momentos que se suceden los unos a los otros en la antesala de la revelación.


Raskolnikov
La primera (Los ordinarios) conserva el mundo, multiplicando a la humanidad; la segunda (los extraordinarios) empuja al universo para conducirlo hacia sus fines. Las dos tienen su razón de existir.


En los seres extraordinarios el crimen es sólo una manera de manifestar una parte de su espíritu humano, no obedece a un orden ético, sino a una causalidad de su ser integro; el mismo Raskolnikov, ofrenda su vida para la plena concepción de su teoría, en él las huellas de los seres extraordinarios por venir encuentran, su espacio, su momento, su realidad, su ficción.

Es increíble ver como en la ficción y a través de ella los seres extraordinarios se comunican; no sólo Dotstoiekski, Camus y Sábato, sino sus creaciones Mersault, Castel, Raskolnikov, cobran una independencia que desafía su condición de seres soñados, otorgándoles la capacidad de soñar, como en el cuento de Borges de “Las ruinas circulares” ellos, sueñan un corazón, un hombre, una mujer que en este momento está comunicando la soledad y sus caminos.



“El propósito que lo guiaba no era imposible, aunque sí sobrenatural. Quería soñar a un hombre: quería soñarlo con integridad minuciosa e imponerlo a la realidad”[11]



[1] Parte III. Cáp. 5. Crimen y Castigo. Fedor Dotstoiewsky
[2] Parte III. Cáp. 5. Crimen y Castigo. Fedor Dotstoiewsky
[3] Pág. 3. Masa y Poder. Elias Canetti
[4] La Vida en Común. Tzvetan Todorov.
[5] Pág. 15. El túnel. Ernesto Sabato
[6] La Vida en Común. Tzvetan Todorov.
[7] Pág. 12. El túnel. Ernesto Sabato
[8] Hoy, mamá murió. O quizás fue ayer, no lo sé. Pág. 9. L’Étranger. Albert Camus.
[9] Pág. 15. Masa y Poder. Elias Canetti.
[10] Pág. 181. L’Étranger. Albert Camus. “Estaba a punto de decirle que se fuera, que me dejase solo, cuando de repente, volteando hacia mí, gritó: ‘No, ¡me niego a creerte! Sé que en algún momento has deseado otra vida’. Le dije que por su puesto, pero que eso no significaba más que haber deseado ser rico, o poder nadar. más rápido, o tener una boca mejor dibujada.”
[11] Las Ruinas Circulares. Ficciones. Jorge Luís Borges


Bibliografía:


-BORGES, Jorge Luís. Ficciones. Madrid: Alianza Editorial. 2003
-CANETTI, Elias. Masa y Poder. España: Galaxia Gutemberg / Círculo de Lectores. -2002.
-CAMUS, Albert. L’Étranger. France: Camendan Imprimiers. 2001
-DOTSTOIEWSKI, Fedor. Crimen y Castigo. Buenos Aires: Acme Agency. 1946.
-PAZ, Octavio, El laberinto de la soledad.Madrid: Editorial Catedra. 1993.
-SABATO, Ernesto. El túnel. Perú: Colección Popular. 2002.
-TODOROV, Tzvetan. La vida en común. Madrid: Taurus Ediciones. 1995.
-TZU, Lao. Tao Te Ching. Madrid: Melsa. S. A. 1999.

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